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16.

  • Foto del escritor: Emi Aguilar
    Emi Aguilar
  • 3 oct
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: hace 2 días

Miguel Otero Silva


 

Un filósofo se detuvo ante mi puerta y dijo:

“resígnate a la muerte porque es inevitable”,

como si inevitable no fuera una palabra ciega como un peñasco

contra la cual se encrespa enardecido el corazón humano,

como si inevitable no fuera un concepto cortante como un cuchillo que degüella nuestro

discernimiento y desangra nuestra conformidad.


 

Otro filósofo se detuvo ante mi puerta y dijo:

“resígnate a la muerte porque todos han de morir”,

como si la muerte ajena nos ofreciera lumbre de consuelo

y no glacial tiniebla que hace sentir más muerte la muerte que nos toca,

como si ver morir amigos, mujeres, niños, pájaros y árboles

no tallara en nosotros igual desesperanza que nuestra propia muerte.


 

Un último filósofo se detuvo ante mi puerta y dijo:

“resígnate a la muerte porque existe otra vida”,

como si yo no conociera el destino de la substancia de los muertos,

de la carne de los muertos y también de los huesos de los muertos,

como si yo no supiera que en todo cuanto nos rodea hay partículas

dispersas para siempre de hombres caídos hace miles o millones de años.


 

Un borracho de mi pueblo se paraba ante mi puerta y repetía:

“la única manera de resignarse a la muerte es no acordarse de ella, no acordarse de ella, no

acordarse nunca de ella”.

El no era místico, ni filósofo, ni guardaba memoria de libros,

pero al candil de su aguardiente vislumbrada razones y sinrazones, y así vivió, borracho y resignado, sin acordarse nunca de la muerta

hasta que un lunes por la tarde la muerte suya se acordó de él.





Miguel Otero Silva (1908-1985) fue un miembro de la radical Generación del 28, exiliado y aprisionado durante las dictaduras de Gómez y de Jiménez. Fue el autor de 7 novelas y 6 libros de poesía, y fundó el periódico El Nacional. En su faceta de editor, él comisionó a Pablo Neruda el primero de los poemas que se convertiría en las Odas Elementales. Fue miembro del Senado Venezolano posterior al establecimiento de un estado democrático. Este poema fue publicado originalmente como parte del libro de poemas La mar que es el morir, título a su vez préstamo de Manrique en las Coplas por la muerte de su padre.



Miguel Otero Silva (1908-1985) was a member of the radical Generation of 28, exiled and imprisoned during both the Gómez and Jiménez dictatorships. He authored 7 novels and 6 books of poetry, and founded the daily newspaper El Nacional. As an editor he commissioned from Pablo Neruda the first of the poems which would become the Elemental Odes. He served on the Venezuelan senate after the establishment of a democratic state. This poem originally was a part of his poetry book named La mar que es el morir, named after a verse written by Manrique in the Coplas por la muerte de su padre.



 
 
 

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