Epitafio salvaje
- Aguilar Saucillo
- 11 sept
- 2 Min. de lectura
Damián Andreñuk
I
Hay un reino paralelo
sin regreso.
Un valle intacto más allá,
donde las nubes de polvo
clausuran el crepúsculo.
Hay ojos de hiena
en la máscara de la lujuria.
Autónomas visiones
que nacen de mi ser ausente.
Hay una euforia
de lógica mareada.
Hay un abismo
en la raza de Los-Sin-Mañana.
Hay frustraciones
que saben a ceniza
cuando la quijotada
de vivir.
Cuando se pudre
el sueño de una madre.
II
No quiero un Epitafio Zen.
Quiero un Salvaje Testimonio
narrado con mi sangre.
Quiero esgrimir versos
muy duros que retraten
las perversiones de la Naturaleza
y decir he sido aquello.
Destino
devorándose a sí mismo.
Inestable don
que roe lo aparente.
III
No estoy autorizado
para enloquecer,
para ofrendarme
a nobles linajes
de otras dimensiones.
Mi condena es esta forma
en este mundo y sentir
que no hay escapatoria.
O estoy loco y lo advierto
entonces ya no sé.
Pero me desagrada
cualquiera que se oculte.
IV
Fortalecimiento
es asumir la soledad
y su sentencia.
Subversivo
es quien se aplica sus puntos
de sutura.
Quien renace con violencia
de sí mismo.
Quien afronta las adversidades
como si fuera invulnerable.
Quien forja atormentado su coraza
para preservarse dentro.
Quien paga el alto precio
de una sinceridad total.
V
Descender
en continuo ascenso.
Masticar los barrotes
del banquete de los Expulsados.
Ir hasta el fondo
y renunciar a todo
o desafiarlo todo.
VI
Palabras que hacen blanco
en los ávidos de certezas.
Palabras liberadas como dardos,
como la fe mezquina de rezos en el vacío.
*
Distingo una música azul.
Una ronda de mujeres en danza.
*
Resistiré. Estoy listo.
El dogma de la piel
es agotar lo sensible
hasta que lo abstracto
se corporice.
Oigo infinitas voces
de edades sepultadas.
Arrastro en el Ahora
las poleas del Absurdo.
VII
Herida inaugural
y cicatrices ardiendo.
Salvajismo. Espíritu.
Dolor y quebranto
como tatuados en mi cuerpo.
VIII
Propongo un largo brindis
por la dignidad del sinsentido.
Por el filo de las contradicciones.
Por esta vieja juventud
que me ha llegado con los años.
Damián Jerónimo Andreñuk, 1986. Buenos Aires, Argentina. Publicó once libros, todos a través de certámenes en diferentes editoriales. Además, a nivel nacional e internacional, obtuvo distinciones en concursos y fue seleccionado para colaborar en revistas y antologías.
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